Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

Volumnia se acercó más cada vez al soldado. 
estoy conmovida 
7 —¡Vaya, vayal—dijo el soldado;—¿te  quie- 
“res quedar conmigo, reina ? 
No, no quiero... pero si te es lo mismo... 
Hizo ademán de marcharse, pero el centinela 
se acercó a ella y la sujetó... Se escapó ella de 
“huevo, pues quería huir de sus manos... 
l El arriesgado lancero la apretó más fuerte. Ella 
Quería inducirle... 
== —Yo sigo mi paseo. Venid conmigo, hermoso 
Militar. 
Se No es posible, preciosa; no puedo abandonar 
mi puesto. 
ll —No os van a robar en este mismo momento 
2 lo que tanto guardáis en esa tienda... 
La consigna es terminante y muy seria. | Si 
abandono mi puesto, me ahorcan! 
—¿Y quién diablos podría sorprenderos 
—Cualquier oficial que pasase por aquí... 
—Pues bien, entonces quedaos ahí, fiel soldado, 
—dijo Volumnia riendo a tarcajadas. 
. Dió algunos pasos atrás. El soldado tuvo un 
- Instante de incertidumbre, pero al fin acercóse a 
ella, y la cogió por el talle. 
Volumnia se revolvió, crispada y con un rictus 
diabólico. 
En su mano derecha brillaba un puñal... Lo 
hundió en el corazón del centinela, que cayó al 
suelo como una masa, sin un grito. 
En el mismo momento surgía Bartolomé junto 
al asesino. 
—¡Buen golpel—dijo en voz baja. 
Avanzó prudentemente hacia la tienda, y miró 
por entre las cortinas. 
La religiosa oraba, vuelta de espaldas. 
Andrea la Bella, acostada en su lecho, parecía 
dormida. 
El bandido sonrió como una hiena, y levan-
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.