Full text: El capitán la Garde de Jarzac

EL CAPITAN LA GARDE DEF JARZAC 
en los lados exteriores, y las ató todas fuertemente 
con cuerdas, dando gran número de vueltas. 
Los jueces, el escribano y el médico de la cárcej 
rodearon a Campador, junto al cual permanecía de 
pie, impasible, el verdugo, con un mazo en una mano 
y una cuña de hierro en la otra. 
—¡Comenzad !-—ordenó el senescal. 
Arnolfo colocó la primera cuña, y de un mazazo 
la introdujo entre las dos tablas, que se separaron, 
atirantando las cuerdas. 
—Reitero ahora mi primera pregunta, —dijo el 
juez con su. voz sin inflexiones.—¿Cómo llegasteis 
a obtener el concurso de madame d'Auberive para 
vuestra emboscada contra la real persona? 
El silencio fué la única respuesta del acusado. 
El juez hizo una nueva seña, y se oyó otro mar- 
tillazo, seguido de un grito de dolor. 
—¿Queréis responder? 
El mismo silencio, 
El verdugo tomó otra cuña, y la hundió junto a 
la primera. 
El rostro del torturado se contrajo, sus brazos se 
tendieron, las cuerdas se incrustaron en las carnes 
tumefactas, y la sangre brotó con fuerza. 
Sin embargo, tuvo el valor de negarse aún a 
responder. 
Al cuarto golpe, sus ojos se abrieron desmesura- 
damente, y luego indicó con la cabeza que hablaría. 
Acercáronse el juez y el escribano. 
—Fué—dijo el español-—por mediación de un 
nigromante, el cual aseguró a madame d'Auberive 
que el rey había tenido parte en la muerte de su 
marido... 
—¿Ella creyó a ese nigromante? 
—El le afirmó que el mismo diablo le había reve- 
lado ese secreto. 
—¿El nombre de ese nigromante?... 
—Lo he olvidado... 
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