EL CAPITÁN LA GARDE DE JARZAC
Y, para levantar los ánimos decaídos de la bruja,
cogió el cuerpo por debajo de los brazos, como poco
antes en la cárcel.
Gúdula le imitó, cerrando los ojos para no ver los
que estaban allí, abiertos ante ella, y en los que a
la sazón se leía un terror insensato.
Levantaron el cuerpo...
Un balanceo...
Dos...
Tres...
Y se oyó el ruido de la caída en el agua, al mismo
tiempo que un grito de espanto rasgaba el silencio
de la noche estrellada...