Full text: La favorita

EXA P WAS FOSA 
Villefargeau retrocedió a su vez, Pero se defendía 
bien, paraba y respondía con mano rápida, firme y 
fuerte. Ladrón de Corazones se encontraba ante un 
esgrimidor digno de él. 
De repente, Didier gritó: 
—¡ Atención, señores! 
Pero nuestros enfurecidos espadachines no es ucha- 
¡Alguien viene! ¡Atención ! 
ban. 
Estaban en lo mejor del asalto, y no querían pararse 
en tan buen camino. 
A su espalda sonó el galope de un caballo, y una voz 
ordenó: 
—¡Envainad las espadas, señores! 
Era Bonnivet. 
—¡Imposible, señor 
de Corazones, yéndose a fondo en cuarta. 
—¡De orden del rey! 
—¡ Imposible !-—dijo a su vez el duque, que acababa 
de efectuar una preciosa finta en sexta, sin resultado, 
almirante l—respondió Ladrón 
por lo demás, 
—¿Aun cuando el rey en persona Os lo mande?— 
pronunció otra voz severa y burlona a la vez. 
Francisco 1, que seguía a Bonnivet a alguna distan- 
cia, se presentó en el teatro del combate. 
Los árboles habían ocultado su llegada. 
Esta vez, la orden surtió efecto. 
—¡Locos! ¡Camorristas!—dijo el rey—. ¡Buena 
ocasión es ésta para mataros” unos a otros !... ¡Estoy 
muy descontento, capitán de La Garde, muy descon- 
tento!... ¿Son estos los principios que habéis aprendido 
durante yuestra estancia en la abadía de Divielle, en 
donde supongo que estará grabada en alguna parte la 
máxima: «Amaos los unos a los otros P?» 
La reprimenda regia quería ser terrible, y era afec- 
tuosa, casi paternal. En el fondo, a Valois le entusias- 
maban aquellas pendencias; pero en aquella ocasión, al 
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