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EL CASTILLO DE ESCHENHEIM
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¿A una media hora de Francfort-sur-Mein, en Ale-
mania, al Norte de la ciudad, se alza el castillo de
Eschenheim, construído en tiempos de Luís el Bueno.
Este castillo había sufrido diversas vicisitudes. Tras
de haberse derrumbado varias veces, y de haber sido
restaurado por sus su
esivos poseedores, pertenecía, a
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a sazón, al margrave Rodolfo, a quien el pueblo con
hiriera el nombre de sus dominios, y al que llamaban co-
múnmente Rodolfo de Eschenheim.
También el margrave había experimentado vicisitu
des. Después de pasarse veinte años consagrado por
completo al juego y a la caza, se encontró, de repente,
muy escaso de dinero.
Para procurárselo, a fin de satisfacer sus dispen
diosas pasiones, Rodolfo de Eschenheim no vaciló en
llevar una parte de sus más preciosas joyas a Franc-
fort, y venderlas al peso a un fundidor de la calle de
los Tudios. Pero este recurso, varias veces repetido, no
temedió la situación; ésta “empeoró, por el contrario,
de tal suerte que cierta hermosa mañana del mes de
Mayo de 1519, el pródigo margrave se encontraba en su
Soberbio castillo, un tanto desprovisto de muebles, sin
un florín en su bolsa.
Reflexionaba tristemente en los medios de llenarla,
cuando $u antiguo ico servidor, Gottlieb, fué a
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