BIGARATUASVAO RETA
La atención aumentó. Se sabía que aquel elector era
uno de los campeones más decididos de Francisco 1,
y había curiosidad por conocer sus argumentos.
-—Me declaro abiertamente por el rey de Francia—,
dijo—. Me gusta su valor y su experiencia en la guerra
y en el gobierno. Su poder y su ambición inspiran
recelos sin motivo. Otro tanto se podría temer de su
competidor. El carácter francés se aviene mucho mejor
con el genio de los alemanes, que el de los españoles,
naturalmente altivos, disimulados, arteros, suspicaces y
envidiosos... No consentirán nunca en los gastos nece-
sarios para la defensa del imperio; no dejarán venir
nunca a su rey; Alemania estará gobernada por lugar-
tenientes, en tanto que el rey de Francia, por encon-
trarse más cerca, se hallaría siempre entre nosotros.
Unid la caballería francesa a la infantería alemana,
y tendréis un ejército invencible, capaz de rechazar a
los turcos, que amenazan ya las fronteras de Hungría.
Los electores permanecieron pensativos un instante,
sin decir palabra. La elocuencia de Ricardo no les
revelaba nada nuevo. Todas aquellas razones las habían
ya pesado y meditado a conciencia,
Luego se expusieron otras consideraciones.
: Evidentemente, el rey de España llevaba ventaja a
2 su rival. 2
Al fin se procedió a una votación preliminar y de
pura fórmula, puesto que la asamblea no era pública,
y la elección oficial debía hacerse el 28 de junio,
solemnemente, y en presencia de todos los notables
congregados.
La prueba fué dudosa,
Unos afirmaron que Carlos de España había tenido
cuatro votos, y Francisco 1 tres; otros aseguraron lo
contrario.
En Francfort, la agitación era extraordinaria; la
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