GASTÓN LEROUX
un poco de luz y otro poco de som-
bra habían temblado encima de un
musgoso banco de piedra, en el fon-
do de la cuna? ¿Por qué avancé.
hacia aquel banco, agachado y con
los puños cerrados? ¿Qué pretendía
hacer con mis puños, mis grandes
puños de boxeador? ¿Luchar con la
luz? ¿Dar un puñetazo a un rayo de
luna?... ¡Pobre de mí, y pobres de
todos! ¿Por qué hay gentes que ven
y otras que no ven? Me parece que
si viera tendría menos miedo... ¡Por-
que ahora tengo miedo! ¿Miedo?
Miedo ¿de qué?... ¡Ay! ¡de lo que
voy a ver, porque si todavía no veo,
ya oigo!...