EL CORAZÓN SECUESTRADO
labra llegaba a mis oídos a través
del agua, y era una palabra inglesa,
la palabra love que significa amor.
No estaba lejos de la orilla; de
pronto ví inclinarse las cañas y apre-
tarse las innumerables hojas de ne-
núfar, y, sobre la superfície plateada
del agua, deslizarse silenciosamente
una barquichuela hasta llegar al
borde de la cámara nupcial.
En aquella frágil embarcación
había un hombre que reconocí, pri-
mero, por los latidos furiosos de
mi corazón, y después por sus ojos
extraños, ojos de gato melancólico,
que parecían iluminar un rostro pá-
lido. Le reconocí, además, por otros
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