GASTÓN LEROUX
muelle de los Schiavoni, de todas
las piedras y de toda el agua, que
parecía una maravilla de oro y
ópalo!...
—«¿Una excursión a la Salute?
—anterrumpí sin ocultar mi. asom-
bro.—¡Cordelia mía! ¡Si nos he-
mos ido juntos a la Salute!... ....
—¿Qué dices>—protestó ella.
—«¿No te acuerdas que hemos visi-
tado la Salute, de cabo a rabo?...
Y se puso a hacerme la descrip-
ción de ella, pero, de pronto, al
darse cuenta de mi asombro, se de-
tuvo y no quiso seguir diciendo una
palabra de su excursión a la «Sa-
lute». Estaba encarnada como una
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