Full text: El corazón secuestrado

GASTÓN LEROUX 
que no había sido jamás charlatán, 
me hizo comprender que no sabía 
nada. 
—«¿Y adónde han ido? 
Otra seña de la misma clase que 
la primera acabó de desesperarme. 
Sin embargo, Surdon, sin apresu- 
rarse, sacó una carta del bolsillo in- 
terior de su americana. Se la arran- 
qué de las manos; la abrí, y leí lo 
siguiente: «Mi querido sobrino; nos 
vemos en la obligación de salir 
repentinamente para el extranjero. 
Como te puedes figurar, se trata de 
un asunto de la mayor importancia. 
Haremos que nuestra ausencia sea 
lo más corta posible; sin embargo, 
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