EL CORAZÓN SECUESTRADO
antemano de la complacencia de un
criado pagado, para ayudarle en su
culpable empresa. Había matado a
Cordelia, para que no fuese de na-
die, si él moría... ¡Era bien sencillo!
Lo malo es que un pistoletazo hace
ruido, y nadie había oído nada en
el hotel.
Patrick se había detendido en va-
no, contando historias de sugestio-
nes y comuniones del alma que ha-
bían hecho reir a los señores del tri-
bunal. Si aquella noche había ron-
dado por los alrededores hotel Da-
nieli, era porque yo le supliqué que
durmiese a Cordelia para que no
estorbase nuestros propósitos de ba-
359