Full text: El crimen de Buif

EL. CRIMEN DE BULF 159 
busque y siga estos recorridos hasta la consuma- 
ción de los siglos, nunca encontrará al criminal. 
¡Claro!... Ahora comprendo... Entonces, en 
esas condiciones, el asesino de Maisons jamás será 
detenido... Bueno, mejor para él... ¡Tabaco y ciga- 
rrillos! ¡Cerillas! 
-Espera un poco. Yo decía que la policía no 
ncontrará nunca al asesino, pero otros pueden 
descubrirlo, otros que pusieran en sus indagaciones 
algo más de imaginación y, sobre todo, que tuvie- 
ran un interés directo en la captura del criminal. 
¿Qué interés? 
—Pues el de cobrar el premio de veinte mil 
francos. 
Buif miró a Lafrita con admiración. 
—Estoy seguro de que algo trama usted. 
—No se te puede ocultar nada, amigo mío. Has- 
ta tengo una porción de indicios; pero tú po- 
drías serme muy útil por los conocimientos que 
tiene de las gentes de Maisons... ¿Quiere que nos 
asociemos? Si descubrimos al criminal partimos 
los veinte mil francos. 
--¡Chóquelal—dijo Buif, alegre—. ¡Qué juerga 
nos ibamos a correr! ¿Iríamos al peso, eh? 
Lafrita aún no trataba el asunto desde este pun- 
to de vista, y, a decir verdad, la solución del pro- 
blema le apasionaba más que el provecho que de 
él podía sacar. 
—Lo que me desorienta un poco es que el asun- 
to me parege demasiado sencillo —dijo Lafrita.
	        
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