Full text: El crimen de Buif

EL CRIMEN DE BUIF 167 
Buif tué, no obstante, servido por el empleado, 
porque los empleados tenían un miedo atroz a 
Buif, siempre dispuesto a interpelarles con un vo- 
cabulario en el que figuraban los nombres de los 
animales más bajos de la creación. 
—Esto marcha—dijo Buif a Lafrita cuando los 
caballos pasaron delante de ellos—. Ujgenio sabe 
lo que hace. Prefiero que ahora vaya el último a 
que se canse al principio. ¡Ahora verá cómo pasa 
a la segunda vueltal 
—¡Ugenio se ha caído! 
—¡Bocazal ¡Cállatel ¡Ni siquiera sirves para re- 
coger su estiércol! 
Cuando los caballos pasaron de nuevo, el favo- 
rito llevaba una gran ventaja, y Eugenio III ¡ba el 
último. 
Buif juzgó que el jockey de su caballo tenía ne- 
cesidad de que le alentaran. 
—¡Duro, Mallignil 
Los seis competidores de Eugenio III alcanzaron 
la última revuelta sin que su orden se modificara y 
saltaron en fila india los últimos grandes obstácu- 
los, y Malligni, al ver esto, siguiendo la promesa 
que hizo un día cierto supersticioso (promesa se- 
gún la cual se comprometía a no seguir nunca el 
camino por el que todo el mundo pasa), se metió 
resueltamente por la pista de setos. 
—¡Vaya por Dios! —dijo Latrita—. Eugenio 11 
se ha salido... El resultado es el mismo para nos- 
otros, porque iba muy atrás...
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.