168 G. DE LA FOUCHARDIERE
—¿Cómo que iba el último? ¡Si estaba a punto
de pasarlos a todos! ¡Si era seguro que ganaba!
El caso es que el 3 fué anunciado como ganador
y como colocados el 2 y el 9.
—El que gana fuerte es el falso Boudon. Nos-
otros podemos despedirnos.
Pero cuando se disponía a romper los tickets, un
rumor subió de la multitud. Acababan de quitar el
anuncio de los tres primeros caballos y el 7 apare-
cía como ganador.
—¡Esta sí que es buena! —exclamó Buif—. Fije-
se que los otros caballos no entran en el peso...
Vuelven para repetir la carrera.
En efecto, los competidores de Eugenio 11, con
objeto de disputarse los puestos, habían vuelto a
ocupar sus puestos en la verdadera pista, pues
sólo Malligni no se había equivocado de recorri-
do y era él quien ganaba.
Bicard y Lafrita cobraron cada uno 183,50
francos.
Buif estaba radiante.
—¿No se lo decía yo? Cuando hay un signo en La
Suerte, hay que apostar. Yo estoy en el secreto. Le
he hecho ganar a usted... ya veremos si usted con-
sigue el premio de 20.000 francos.
Cuando los dos amigos salían del hipódromo,
un vendedor gritaba el periódico La Noche.
—¡Comprad La Noche! ¡Viene interesante!
—Voy a comprarla para ver qué caballos corren
mañana en Saint-Cloud—dijo Buif.