LA PRINCESA DEL TRANSIBERIANO 301
¡Hay algo más!... Antes, la producción cinematográ-
fica era universal. Durante la guerra, nuestra pro-
ducción cinematográfica nacional pudo apoderarse de
todos los mercados del mundo, desplazando a las pro-
ducciones europeas y dando un «golpe mortal» a la
cinematografía italiana que, antes de la guerra, «es-
taba á la cabeza». La producción cinematográfica
americana pudo ser internacional, para que «la mis-
ma película» podía venderse en todo el mundo con la
sola variante de un cambio de títulos en el idioma
del país al que se rendían las «copias». Y se creó el
negocio de las «exclusivas», dividiendo todo el mun-
do «en zonas». Entonces, sí; la producción cinema-
tográfica fué un gran negocio. A fines del año 1929
y 30, el cinematógrafo fué un gran negocio para:las
grandes Empresas. Pero ahora, el film sonoro ha
creado un problema que va a irse agudizando cada
vez más: la nacionalización cinematográfica. La pe-
lícula dialogada ha fracasado con las versiones ex-
tranjeras que se hicieron hasta ahora en Hollywood.
Tuvimos que aceptar las pseudoartistas que se nos
presentaron, los pseudoescritores que acoplaron «los
diálogos» a las películas de versiones extranjeras. Y
como nosotros «no podíamos apreciar bien las suti-
lezas de lenguaje, aquí, «al llegar esas producciones
a los países respectivos, fracasaron porque ni la dic-
ción de los intérpretes de las películas era pura, ni
los intérpretes satisfaciían a los públicos extranje-
ros... Ahora vamos « la solución, que yo no la con-
sidero tampoco «solución» de sincronizar las pelícu-
las, es decir, que las películas únicas, interpretadas
por nuestros «buenos» artistas, serán sincronizadas
en diversos idiomas por personas que «hablen bien»,
y como el público «no ha de verlos», ¡lo mismo dará
que sean mujeres feas, hombres cojos, niños tuertos
o coros que se compongan de obesos y mutilados! ...
Lo esencial será el timbre de voz «fotofónico» y la
pureza de dicción. Sin embargo, ¡ya verá usted que