LA PRINCESA DEL TRANSIBERIANO 55
riosear lo que estamos haciendo aquí y no les im-
porta!
Alí, encerrados los dos, envueltos en aquel mo-
mento psicológico; hablando a media voz; fuma-
mos, sintiéndonos atraídos, el uno hacia el otro, ins-
tintivamente; ¿comprende usted la situación?
Eva, con voz muy velada, exclamó:
—Sí, lo comprendo perfectamente, perfectamen-
te. ¡Siga usted!