XVI
—¿Qué te sucede, darling, que estás tan pensativa?
—preguntó el general chino a “Miss Atlántico”, viéndo-
la fumar en actitud de una profunda reflexión,
—Estoy pensando en que, antes de emprender un viaje
tan largo a China, quisiera realizar uno de los sueños
más intensos de mi existencia,
—i Y cuál es?
_—Pues verás: como no se sabe cuántos años, cuánto
tiempo estaremos en China sin poder regresar a Amé-
Tica, yo desearia, antes de marcharme, colocar el poco
dinero que tengo en fincas,
—Pero, darling, ¿tú sabes los quebraderos de cabeza
que las fincas dan? Creo que lo más seguro es tener el
dinero en un Banco cuyo crédito no ofrezca la menor
duda.
—Pero es que, en los últimos tiempos, con los craks
que están sufriendo los Bancos en todo el mundo no
hay ningún Banco que me merezca un crédito real; en
Cambio, fincas buenas son “dinero seguro”, porque, mira,
ear, a nosotras las mujeres nos sucede una cosa muy
Tara: mientras nuestra belleza es radiante, mientras la
frescura de nuestra juventud palpita, “todo va muy
bien”; pero el día que se inicia el ocaso de nuestra ju-
Ventud, arrastrando con ella nuestra belleza, vosotros los