Full text: Miss Atlántico

236 ADELARDO FERNANDEZ ARIAS 
los cambian de puesto con tanta frecuencia, sin embargo, 
yo creo que voy a encontrar aún antiguos conocidos. 
—Ahora, los diplomáticos están en Nanking. 
—¡Ah! ¿Piensa usted quedarse en Pekín mucho 
tiempo? 
—No lo sé, eso depende de... las circunstancias. 
—¡ Ah! 
—¿ Y usted ?—preguntó “Miss Atlántico” por pura cu 
riosidad, sin intención alguna. 
—Pues depende de mis negocios; nosotros, los hon. 
bres de negocios, no contamos con el tiempo ni con las 
circunstancias; únicamente con los negocios. 
—Si—Suspiró “Miss Atlántico”—; ya lo sé, He te- 
nido ocasión de observar de cerca a un gran hombre de 
negocios y sé lo que es eso. 
—Indudablemente, muy aburrido para una mujer tan 
cosmopolita como usted —exclamó Chuang-Tsu-Chang. 
—Síi. 
“Miss Atlántico” pensó, recordando rápidamente, como 
una visión de cinematógrafo, todo el tiempo que había 
pasado junto a míster Goldsmith flotando sobre todo su 
recuerdo la dosis de aburrimiento que la había abru- 
mado, 
Llegó el barco a Tien-Tsin. Mientras atracaba, apoya- 
dos en la borda “Miss Atlántico” y Chuang-Tsu-Chang, 
el chino la preguntó: 
—¿ Tiene usted ya en Tien-Tsin un hotel determinado? 
—Sí; conozco el mejor hotel de Tien-Tsin, donde yo 
he ido siempre, 
Chuang-Tsu-Chang la objetó: 
—Sin embargo, se ha abierto un hotel, hace pocos me- 
ses, que no sé si usted conoce, mucho más confortable 
que el que usted me dice, porque es más moderno. 
—¡Ah! ¿Sí? 
—Indudablemente; yo me permitiría aconsejarla a us- 
ted que fuese al hotel que le digo; el otro es un viejo 
hotel inglés que arrastra toda la tradición de los anti-
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.