Full text: Miss Atlántico

«MISS ATLANTICO» 243 
, 
nes, en chino, dirigiendo a los “coolíes”, según el camino 
que debían tomar, 
“Miss Atlántico”, indiferente, observaba a derecha e 
izquierda el camino. Los rickshaws continuaron, siguien- 
do las instrucciones que en chino iban recibiendo de 
Chuang-Tsu-Chang. 
Al llegar a una calle, frente a una casa, que era la 
del representante del general Tshiang-Tshu-Feng, el “coo- 
líe”” que conducía el Yickshaw de “Miss Atlántico” se de 
tuvo y colocó las varas del cochecillo en tierra, como 
siempre se hace para que el pasajero pueda bajar del 
rickshaz, 
“Miss Atlántico” preguntó: 
——Pero ¿por qué se detiene aquí este ““coolíe”? 
Chuang-Tsu-Chang, que ya había bajado de su rickshaw, 
acercándose a ella, exclamó: 
— Señora, ¿quiere usted hacer el favor de bajar? 
—¿Por qué? 
—Voy a enseñarla, antes de que vayamos al cinemató- 
grafo, una cosa curiosísima de Tien-Tsin, que usted se- 
guramente no conoce. 
— ¿Qué es? 
—Es una sorpresa que la he reservado—y, sonriendo 
enigmáticamente, añadió—: Le aseguro que no se ha de 
arrepentir, sobre todo usted, que le “gusta viajar y ver 
costumbres exóticas. 
“Miss Atlántico”, con aquel espíritu aventurero que 
la dominaba, segura de sí misma, como estaba siempre 
acostumbrada a viajar por el mundo sola y a internarse 
en cualquier parte sin preocupciones, no tuvo la menor 
desconfianza, y bajando del rickshazmw, se apoyó en la 
mano que Chuang-Tsu-Chang la ofrecía y entró por la 
puerta que el chino 'había indicado, Era un zaguán obs- 
curo; se abrió una puertecita y Chuang-Tsu-Chang in- 
dicó a “Miss Atlántico”: 
—¿Quiere usted pasar, señora?
	        
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