Full text: Miss Atlántico

ADELARDO FERNANDEZ ARIAS 
El principe contestó indiferente: 
—No, déjalo. Mañana las veré. Ahora prefiero que 
me cuentes algo, algo de tu vida, como me habías prome- 
tido a bordo, 
—¡Ah, sí! ¡Es cierto! Pero estoy tan cansada... En- 
rique..., ¡tan cansada! 
Y volvió a bostezar, 
John, que había entrado y salido varias veces, dando 
las últimas órdenes a los camareros, apagó las luces, de- 
Jando encendida una lámpara de pie alto que había en 
un rincón e iluminaba la salita con una media luz muy 
simpática, dejando las figuras de “Miss Atlántico” y el 
príncipe en una penumbra deliciosa. Después, a respetuo- 
sa distancia del príncipe, exclamó : 
—Alteza, todo está en orden, Si vuestra alteza no or- 
dena otra cosa, ¿puedo retirarme? 
—Sí, John—dijo el principe—, retírate y mañana nos 
llamas... 
Enrique consultó con “Miss Atlántico” : 
—¿A qué hora quieres que nos levantemos mañana? 
“Miss Atlántico” exclamó: 
—Tengo que ir al Banco para alquilar una caja donde 
guardaré mis alhajas. Los Bancos supongo que estarán 
abiertos hasta las tres; mira, Enrique, yo quisiera dormir 
mucho, ¡John!—exclamó, dirigiéndose al ayuda de cá- 
mara—. Nos llama mañana a las once. ¿Te parece bien, 
Enrique? 
—A la hora que tú quieras, ¡alma mía! 
-Bueno, John, a las once—volvió a decir “Miss At- 
lántico”. 
John se inclinó respetuosamente y murmuró : 
—¡ Buenas noches! 
Volvió a inclinarse junto a la puerta y cerró, 
“Miss Atlántico” dijo al príncipe: 
—Echa la llave y el pestillo, 
El príncipe, que se había sentado en la chaise-longue y
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.