Full text: El libro de los antepasados (1)

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AS de Ora 
202 GASTÓN LEROUX 
daba todo menos perdido para ella. ¿Su amor por Juan? 
Sí, indudablemente; pues ella creía que le amaba, pero si 
hubiera podido analizar sinceramente los sentimientos 
que le impulsaron a obrar, hubiera hallado en ellos más 
orgullo herido que amor desesperado... ¡Ah! Calixta cayó 
de las alturas de su sueño. Había acariciado, en la senci- 
llez infantil de su ambición desmesurada, que sería con 
el tiempo una gran señora, gran señora que llevaría el 
nombre de Jean de Sautierne... Tal pensamiento sólo po- 
día brotar en una joven andariega que hubiera siempre 
vivido al margen de la vida civilizada y que cree salva- 
das todas las distancias porque de la noche a la mañana 
se ve trasladada de la carreta natal a un pequeño entre- 
suelo de los Campos Elíseos. 
Sin comunicárselo a Juan, pues, por simple que fuera, su 
desproporcionada ambición sabía muy bien revestirla de 
instintiva astucia, vino más de una vez a Lavardens «de 
incógnito». Quiso contemplar de lejos su castillo, sus 
propiedades, y quién sabe si en sus paseos solitarios 
topó con Zina, arraigada hacía muchos años en los alre- 
dedores. Y quién sabe si la confió sus ensueños y halló 
una aliada en esa vieja mujer de su raza. Tanto, que más 
tarde se recordó que la vieja solía decir frecuentemente 
a Odette: 
—Cásate, hija mía... ¡Cásate pronto! 
Pero como se lo dijo leyendo en las rayas de la mano, 
Odette no hacía más que reir. 
Y ahora Odette no estaba casada. Pero tampoco Ca-
	        
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