—¿Trucos a mí? ¡Una verdadera princesa!
Arregla matrimonios desavenidos, averigua secre-
tos, hace curas prodigiosas... Todo en virtud de
su íntima comunicación con los espíritus. Ella pue-
de explicar los fenómenos que se verifican en casa
de usted y aun decirle lo que habrá que hacer para
que cesen.
—¡Si eso hiciera... !
—Tenga usted este pequeño anuncio; léalo des-
pacio.
El anuncio decía (y el autor advierte que no
se hace solidario de la ortografía del original y
menos de la sintaxis): “La Princesa de Kartum.
Premiada con medallas y diplomas de honor. Se-
creto incomparable egipcio. Deja hablar y has tu
pensamiento. ¿Queréis enteraros de cosas precio-
sas que os interesan? venir a consultar a la Prin-
cesa de Kartum, que consulta sobre todos los asun-
tos de la vida, herencias, casamientos, amores,
asuntos de familias, enemistades, comercios defí-
ciles, etc. Esta señora es la sola diplomática que
ha sustituido las del mundo; una sola visita ser-
virá para los secretos que ella conoce. Su sabidu-
ría es inescersa; no hay quien la resista: Consul-
tarla y os convenceréis; la confianza está en la ex-
periencia. Princesa de Kartum hace relucir en todo
por medio del sueño oculto; no confundirla con
tantas de las otras chismosas, porque ella sola po-
see el más alto grado talismán para hacer relucir a
todo. Hace desaparecer las penas de los sufridores,
disminuyendo las ansias de muchos desesperados,
todo por secretos que ella se conoce. ¡Asta luego!
Todo lo menos posible contra la ley y la religión.
Casa que te puedes fiar. Discreción absoluta. Tra
to por correspondencia. Consulta todos los días y
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