AMM
AARARARADADACAC AAC CACA CANA DAA AV VA AAARARALADACA CAC ACA A CAAAAAAAAS AMAN AMAN A
AMIA
LARA
hd
a
RISTARCO Ibáñez era un
artista excepcional en todos
sentidos: en la calidad del in-
genio, en la pobreza de la
indumentaria, en el régimen
alimenticio, en la mala suer-
“te con las empresas editoria-
les y en el estoicismo ante la
adversidad. Un caso absurdo de desventura.
No menos de diez o doce años llevaba de pos-
tulante en la dura Orden de las Letras, sin que
aún pudiera preverse si un día sería recibido en
ella de novicio.
Con un grueso rollo de papelotes — novelas,
dramas, cuentos, poemas — bajo el brazo, nues-
tro poeta peregrinaba por la ciudad con una cons-
tancia heroica. Era, en suma, hombre para quien
la vuelta al mundo a pie y sin dinero no tendría
la menor importancia.
Cuando lograba ver juntas seis u ocho pesetas,
sufría angustias mortales, ante la posibilidad de
que fuese un engendro del sueño esta plétora mo-
netaria.
El padre de Aristarco, burgués perteneciente al
gremio de Despojos y menudos, pretendió que su