PRÓLOGO
Aquí tienes, lector, el primer volumen de
una colección de novelitas destinadas a los
jóvenes. No tienen otra pretensión que la de
ofrecer a la juventud de entrambos sexos el
honesto esparcimiento que proporciona la ame-
na lectura, sin que en sus páginas puedan
hallar peligro ni turbación las almas temero-
sas del mal. Si este fin consiguen, no será
pequeño el mérito de estos libros.
La juventud, que es necesariamente soña-
dora, necesita de cuando en cuando abrir las
puertas de la fantasía y asomarse por ellas
al mundo de la ilusión. El prosaísmo de la
vida, la mezquina vulgaridad de cada día,
forman en torno suyo un ambiente pesado,
irrespirable, en el que las almas todavía nue-
ras, repletas de ideales y de ensueños, sien-
ten una pesadez que las ahoga. Buscan en-
tonces como natural compensación, la apa-
riencia siquiera de otra vida más noble y más
Si