_ _ _a_——
amigo que llegó con él se quedara a vivir en la casa.
Tenía esa pretensión. En cuanto concluyeron de
almorzar y se encontraron solos se lo dijo: “Le he
dado mi palabra. De manera que ahora mismo vas
a hacer el favor de despedir a esas. Es necesario
que la alcoba quede esta noche libre.” Solo ante
2 negativa rotunda de su mujer se avino a un apla-
zamiento de veinticuatro horas. Ella siguió oponién-
dose, Y surgió la disputa.
Lo refiere sobria, concisa, en seco, sin detalles,
Muy serena y muy dueña de sí. Unicamente al oir
que Amparo dice:
—¡De modo que ha sido por nosotras!
Protesta acalorada:
—¡Qué disparate! Ha sido por vosotras, pero
también por mí. ¡En qué cabeza cabe que voy a
consentirle eso! ¡Hombre, por Dios!..., ide ninguna
manera! ¡Pues no faltaría más!
Interviene Teresa.
—Mira, Consuelo; si sólo es por nosotras, bas-
tante has hecho ya. Las dos estamos muy agrade-
cidas, muy contentas contigo, pero no queremos
ser causa de disgustos. Le modo due si con irnos
nosotras de la casa se puede arreglar todo...
Consuelo no la deja seguir.
—Que no, te digo. En este instante vosotras no
sols más que un pretexto. No es por vosotras; es
por él y' por mí. Es que no quiero, que no me da
a fana..., Igue no lo aguanto, ea! ¡Si tiene líos, que
— 125 —