Full text: Chamberí

—Y yo—añade Amparito. 
Y yo—remata Manolita. 
Tu, ¿por qué? 
—A ver... He estado con un hombre muy sim- 
pático, que me ha tratado muy bien y me ha dado 
veinte duros... veinte duros como veinte soles, que 
me han sacado de apuros, porque estaba ahogadita. 
Ya propósito: como ninguna de las tres tenemos 
prisa, lo primero nos iremos a desayunar. Os con- 
vido. Luego me acompañaréis a una tienda. Voy 2 
comprar a mi hermano el pequeño un traje de 
verano, 
La señora Juana. 0 0 0 
Como la Manolita había previsto, la señora 
luana no puso la menor dificultad a la admisión en 
su casa de Amparito y Teresa; antes por el contra- 
rio, se congratuló mucho de que dos chicas tan 
saladas, esta fué su expresión, viniesen a iluminar 
con la alegría de su juventud las horas de una vieja 
como ella, tan aburrida y tan sola. Les mostró la 
alcoba, y como las muchachas observasen que era 
un poquito oscura, las tranquilizó diciéndoles que 
podían utilizar toda la 'casa y trabajar en donde 
mejor les pareciera. En cuanto a la cocina, quedaban 
igualmente autorizadas para disponer a su antojo 
de todos los cacharros y adminículos necesarios 
— 200 =
	        
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