Full text: Chamberí

Nos pequeños y otro mayor, fontanero, que siem- 
pre estaba de más, lo cual no era obstáculo para 
que el hombre fuera de una severidad intransigente 
en cuestiones de honor. E] no daba dinero, ni pre- 
guntaba de dónde se obtenía, pero, en cambio, tenía 
A todas horas cohibidas a la hija y a la madre con 
Advertencias y amenazas: —“El día que me entere 
€ tanto así—decíale a Manolita, señalando la falan- 
ge del dedo menique—, aquel día te mato. La 
pobre criatura llegó a tomarle tal miedo, que no 
Se atrevía a ir jamás acompañada por la calle, y 
como al fin tenía que ganarlo, ya que- era la 
única que sacaba adelante a la familia, recibía toda 
a correspondencia, avisos y recados por conduc- 
to de Amalia. Había, además, otra razón para 
que la muchacha fuese tan asidua. Ein casa de doña 
malia no se admitían hombres solos; cada cual 
es con su pareja, O a lo sumo separados para coin- 
Cidlir all, en cuyo caso, sl era él guien acudía el 
Primero, se le pasaba a una alcoba ar $0 le hacía 
Csberar hasta que su companera llegaba. Solía acon- 
tecer algunas veces que el hombre se anticipaba 
emasiado o la mujer se retrasaba más de lo con- 
venido; entonces doña Amalia llamaba a la Mano- 
lta y se la presentaba al cliente: —“ Aquí le traigo 
usted a esta chica para que se le haga la espera 
Menos larga. Trátemela bien, porque se lo merece. 
A ve que es muy bonita.” Si entretanto llegaba 
a Otra, la N lanolita se escabullía por la puerta de 
sl — 6
	        
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