ENTRE PURGATORIO Y GLORIA 123
— Tengo vehementes sospechas, fundadas
en mil pequeños detalles de esos que saltan a
la vista del observador, de que Susi estaría sa-
tisfechísima si Álvaro dejara de juzgarla como
niña, y se fijase en ella como mujer. Quizás naz-
ca de ahí esa acometividad de que hace gala con-
tra nuestro amigo.
— Me dedicaré a comprobar lo que apuntas
-— dijo Benisa — y, si fuera cierto y Álvaro
quisiera a la niña, ten la evidencia de que tanto
Claudia como yo veríamos con mucho gusto que
se casasen, pues la diferencia de edad que hay
entre ambos no es motivo para temer que el ma-
trimonio resultara mal: buen ejemplo es el mío,
y has visto que mi mujer y yo nos hemos llevado
siempre a las mil maravillas.
Asintió don Juan de Dios, pues en su larga
intimidad con Benisa y su familia, no tuvo nun-
ca noticias de desavenencias ni desacuerdos en-
tre éste y Claudia, de la que tenía la mejor opi-
nión desde todos los puntos de vista, ya que sus
amores con Álvaro no trascendieron nunca, ta-
les fueron las escrupulosas precauciones que éste
hubo de adoptar, y el régimen de disimulo y cau-
tela que la impuso para que a don Pedro no lle-
gase el más ligero rumor.
Fué en vano que Benisa aguzara la atención,
como le aconsejó su amigo, pues nada pudo ver
en la actitud de Susi respecto de Álvaro que fue-