8 E. GUTIÉRREZ GAMERO
la gran actriz que cautiva a los públicos con la
magia de su arte, tan vario, que le permite pa-
sar, sin esfuerzo, del drama a la comedia, y
aun tocar lo cómico con personalisimo donaire,
siendo en todos momentos prodigio de naturali-
dad, de sincero y hondo sentir, sin trucos, habi-
lidades, recursos, ni latiguillos de baja ley; por
Carmita Araya, la sin par ingenua, de cándido
mirar, bondadosa sonrisa, voz dulcísima, juve-
nil travesura, y delicada belleza rubia, gracias
todas que subyugan y atraen, haciendo que sea
una de las actrices jóvenes de más cartel (se
gún la expresiva frase de la jerga teatral) y
más seguro porvenir, y, por último, por Pepe
Gómez, el galán joven tan renombrado, predi-
lecto discípulo del primer actor y director de
aquel escogido elenco — que dicen los italia-
nos —el grande don Pedro Isaba, suma y com-
pendio de todas las eminentes cualidades, nati-
vas unas y adquiridas otras a fuerza de estu-
dio, de perseverancia, de tensión constante de
su voluntad por alcanzar la cumbre adonde tan
pocos llegan, y en la que él está colocado, né-
mine discrepante, para gloria del teatro na-
cional.
Cumplido por Riopar ese deber de gratitud
y cortesía para con las primeras figuras que le
habían acompañado en el triunfo logrado aque-
lla noche, regresó al saloncillo, despidióse de don