174 E. GUTIÉRREZ GAMERO
el actor con dramático acento que hizo reír a
Riopar. Y, con rápida transición, volvió al tono
normal. — Bueno, y hablando de otra cosa,
¿asistimos, u qué, al guateque con que nos orse-
quía el solípedo blanco que oficia de empresa de
gastos en esta Condal ciudad, y que ha instru-
mentado en nuestro honor en su torre de Cal-
detas?
— Yo estaba decidida a no aceptar la invita-
ción, muy amable, por otra parte, del tal solí-
pedo — repuso Magda. — Pero Isaba me ha lla-
mado a capítulo, ponderándome que conviene
estar bien con aquél, y me ha rogado que no le
haga más feo de lo que es.
— Lo mismo me dijo a mí don Pedro y, por
complacerle, acudiré al convite. Por fortuna van
ustedes, y sólo por eso me será grato — dijo
Marcelo.
— ¡Muy amable, señor de Riopar!-— co-
mentó, en tono de comedia, el galán joven y, lla-
ramente: — Yo tampoco pensaba ir, porque me
puede eso de exhibirnos, en clase de fenómenos
de feria, ante la familia solipedesca; pero don
Pedro me dijo: “¡ Pepito, al guateque”! y cual-
quiera le desobedece. Ahora, que necesitaré do-
minarme mucho para no colocarles, en vengan-
za, toda la magnífica colección de camelos que
archivo en mi cerebelo.