ENTRE PURGATORIO Y GLORIA 191
— La cosa, en sí, ni ofrece dificultad ni pe-
ligro para usted.
— Pues mejor que mejor. Vamos a ello.
Y con ese valor, frío y sereno, que tienen las
mujeres decididas, se puso Magda en manos del
doctor y de sus ayudantes, que llevaron a cabo la
Operación con todo el cuidado y el esmero que
se pone en las intervenciones quirúrgicas.
Cuando todo hubo concluido, indicaron a
Magda la conveniencia de que quedase en repo-
so, al objeto de reponerse, al menos, de la impre-
sión sufrida y de rehacer sus energías, pero la
actriz dijo que, si no había peligro para su salud,
prefería marchar al hotel donde se hospedaba,
con lo que lo hecho pudiera quedar ignorado de
todos, incluso del mismo herido (el cual, por su
Cstado de semi inconsciencia no se dió cuenta
de nada), como era su deseo, y como rogaba que
le prometieran bajo palabra de caballeros. Así
lo hicieron los médicos, aunque algo le costó a
Magda obtener que la permitiesen marchar n
seguida, alegando para ello que era sujeto a
Comentarios el que pasara la noche fuera del
hotel, o que a él volviese ya entrado el día.
Defirió el doctor al fundado deseo de la ac-
triz, pero hizo que la acompañara en su propio
automóvil uno de los ayudantes, el cual había
de esperar a que estuviese acostada y tranquila
Para comprobar como quedaba el pulso, no de-