¿NTRE PURGATORIO Y GLORIA 223
importa que conozca usted lo ocurrido ni, mu-
cho menos, me molestan sus desproporcionados
elogios por una cosa que no merece la pena,
dado que — según aseguró el doctor — yo no
corría riesgo alguno, a causa de mi buena salud.
Y, si quiere complacerme de veras, no se hable
más del asunto aquí, ni fuera de aquí, no sea
que se enteren en el Ministerio de la Goberna-
ción, Dirección general de Sanidad, y me en-
cuentre, una mañana, al leer la prensa, con que
se me otorga la merced de la Cruz de beneficen-
cia, por un hecho que no tiene importancia al-
guna — dijo la actriz en tono de broma.
— Yo haré cuanto usted quiera, Magda,
menos poder olvidar lo que ha hecho por mí en
la situación tan crítica en que, por lo visto, me
encontraba, y muchísimo menos dejar de agra-
decérselo con toda mi alma.
— Bueno, bueno. ¿Volvemos la hoja? Cuén-
teme, que me interesa más, sus impresiones acer-
ca de la lectura de la obra que ha entregado en
Barcelona. ¿Ha gustado?
Y se enfrascaron en una conversación muy
del gusto de ambos, ya que versaba sobre cosas
del teatro al que dedicaban, por igual, todos sus
sentidos y potencias. Magda le reconvino des-
pués, amistosamente, por no haberle dado a
leer antes de entregarla a Isaba, la comedia que
Marcelo escribiera para ellos.