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ENTRE PURGATORIO Y GLORIA 713
anunciaba la repetida caída, además del males-
tar que le producían sus entrevistas con Claudia,
fué producido por la lectura de un telegrama en
que el corresponsal en Liverpool hacía presente
que no había recibido, unidos a una letra, los
conocimientos de embarque, póliza de seguros,
etcétera, que debían acompañarla. Llamada al
secretario, que dijo no saber nada del asunto,
lo que trajo como consecuencia el que compare-
ciese el jefe de correspondencia, que se disculpó
con el de la cartera (que también hubo de acudir
al imperativo mandato telefónico); entre todos
examinaron las cartas cruzadas, previa busca
de los perdidos documentos y, al fin, resultaron
enviados al día siguiente en que se expidiera la
letra.
Para debatir el asunto reuniéronse, pues,
cuatro personas que hubieron de discutir am-
Pliamente y con poca serenidad, ya que Prat po-
nía el grito en el cielo, afirmando que allí nadie
tenía sentido común ni sabía cumplir con su
deber, con lo que todo andaba manga por
hombro...
Salieron, mohinos, del despacho co-directo-
rial los allí congregados, pero no por eso se re-
cobró la perdida calma pues, a poco, hubo de
armarse otra tremolina (siempre según la nada
Pulcra fraseología del secretario) ante la obser-
vación de una palabra mal escrita en cierta car-
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