ms
_
ENTRE PURGATORIO Y GLORIA 31
miradores, críticos y dramaturgos sin contar
los curiosos de conocerla, que penetraban allí al
amparo de una presentación circunstancial, ni
los que acudían a ponerse en fila haciendo valer
sus prendas físicas, su ingenio, su alcurnia 0
sus riquezas, por si acaso la actriz se blandeaba
en su pro.
Pero Magda recibía con deferencia a unos
y otros aunque sin familiaridad, sabiendo man-
tener a distancia, sin alharacas de pudibundez
intempestiva, a los que insinuaban demasiado
claramente su deseo; permitía que allí se habla-
se de todo, si bien estaban proscritas las discu-
siones que alterasen el tono normal de la conver-
Sación, y no mostraba preferencias por ninguno
de los visitantes, con lo que evitaba posibles re-
celos entre los contertulios. “Fodo ello hacía que
el saloncillo fuera uno de los lugares predilectos
de los que gustan de la charla amena y ocurren-
te, y no está de más decir, que, por punto gene-
ral, era un sitio estratégico para saber las últi-
Mas noticias del día y los chismecillos de socie-
dad y aun de política.
Muchos de los concurrentes marchaban a la
sala durante la representación, pero otros — y
eran los más — aparecían por el saloncillo al
finalizar el primer entreacto, allí sentaban sus
reales y no se movían hasta concluir la función,
con lo que Magda interrumpía las conversacio-