Full text: El verdadero hogar

164 MAURICIO LÓPEZ ROBERTS 
Gracián se rió. No valía apurarse. Un cartón 
colgaba de la base y allí se traducía la dedicatoria: 
«Urna cineraria romana. A los dioses Manes de An- 
tonia Máxima, a quien Venus fué adversa. Antonia 
Modesta, su madre y Laurencio su prometido.» 
—Su novio... —murmuró Almudena pensati- A 
va, mirando la urna. 
—Su novio—repitió Gracián —murió sin ha-— 
berse casado, pues ya lo dice ahí: Venus le fué ad- 
versa... 
—¿Qué pasaria? ¿Quién sería Laurencio, cómo 
murió Antonia Máxima? ¡cuánto llorarían la madre Y 
y el prometido! —dijo Almudena ante la caja 
aquella, que contuvo durante siglos el puñado de 
polvo a que las llamas de la pira redujeron la ar- 
mona de un cuerpo joven. 
—Vete a saber—opinó filosófico Gracián—, 
después del tiempo que ha pasado... quién puede 
averiguar... Anda, ven, dejemos a Antonia Máxi- Y 
me y a su familia en paz; vamos a buscar a Inés y 
a Manrique... á 
La empujó un poco al decir esto, pues la joven 
no parecía oirle, absorta en la contemplación de la 
urna, Gracián volvió a advertirla. Era ya tarde; 
A A o 
había que volver alos salones de doña Matea, don- 
de Irene se estaría aburriendo de lo lindo. 
— Anda, déjate de muertas y de Laurencios... 
Almudenita le detuvo un instante. 
—Espera... nO te vayas a reir de mi... quisiera 
hicer una cosa... € una estupidez... pero... 
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