166 MAURICIO LOPEZ, ROBERTS
—$í, vamos, vamos —y a media voz dijo a Al-
mudena—; anda hija.
—Aguarda un momento. He de hacer lo que he
pensado-—dijo con ace: to firme la joven, y mien-
tras su novio la miraba sonriente, Almudena cogió
unas cuantas rosas y alzándolas en alto las dejó
caer luego en la cavidad de la urna. Después se
fueron todos.
cs. Y
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P..
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