y»
Y
EL VERDADERO HOGAR 75
ya como novio oficial, y que a poco se casaran
los enamorados, pues aunque los papás de Ague-
dita no estaban ni con mucho, entusiasmados con
el bodorrio, pasaban por todo antes de exponerse a
ver muerta a su hija,
Mucho sufrieron los pobres señores con aquella
boda tan precipitada y hecha tan poco a gusto
suyo. Y gracias a-que su yerno, si bien no apor-
taba, ni aportaría jamás un real a su casa, por lo
menos no resultó, al fin, en demasía gastador, y
fuera del renglón de los trajes, no hacía grandes
dispendios, quedándose tan contento con su surti-
do de iraques, capas y levitas. Los mejores sastres
de Madrid le consultaban acerca de cualquier inno-
vación de la moda, y durante algún tiempo se ha-
bló en el Prado de un elegantísimo abrigo color
pasa de Corinto que estrenó Gracián a poco de na-
cer la princesa de Asturias, Doña Isabel Francisca.
Estos goces sosos eran la sal del vivir para Gra-
cián Burgo de Osma. Los Burgo de Osma eran dé
una familia casi aristocrática, es decir, resultaban
parientes de varios títulos, sin serlo ellos por sí
mismos De esta clase de nobleza existe mucha en
España, y constituye como el eslabón por donde
la aristocracia se junta con la llamada clase me-
dia. Abundan entre estos seminobles las personas
inútiles, y oficinas y ministerios abrigan en sus
providentes senos, infinitos empleados que se sos-
tienen en la nómina gracias a su parentesco más
Oo menos remoto con un duque de campanillas o