Full text: La olla grande

160 E. GUTIERREZ-GAMERO 
AAN ree A 
dolorosos que movieron mi ser, haciéndome la ilusión 
de que no me hallaba atado y sujeto en el lugar de mis 
deberes, sino en el de mi gusto, donde seguía paso 4 
paso mi ordinario vivir, desde que me despertaba has 
ta que me recogía en el modesto cuartito de la calle 
de San Juan. 
De las cosas de mi gran interés, sin noticias ciel” 
tas. La correspondencia con don José María, aunqué 
muy fecuente, referíase sólo al negocio del ingenio. D*, 
la Puri recibí tres o cuatro tarjetas postales en que 
me daba fe de su recuerdo, sin duda para expresarmé 
cómo «a la vuelta reanudaríamos la conversación del 
último instante; y aunque ella hubiera podido darmó 
informes de lo que en Madrid pasaba, me guardé mu) 
bien de pedírselos, limitándome a contestar con otras 
tarjetas a las que ella me dedicó. ; 
Por fin la impaciencia llegó a dominarme y me di- 
rigí a don Procopio González Fineza, deslizando en Ml 
carta algunas indirectas casi interrogantes, a ver si el 
buen hombre caía en el lazo y las contestaba. Al cabo 
de dos semanas el cartero me trajo la siguiente epístola* 
“Mi querido amigo y compañero: Perdone la ta!- 
danza en dar respuesta a su apreciable fecha 14 de 
que cursa. El exceso de trabajo ha tenido la culpa. LaS 
noticias que le voy a comunicar no son gratas. En la 
casa, dispersión general. Vino el tiempo veraniego Y las 
señoras se fueron a remojar el cuerpo en las playas 
de Biarritz, y aquí nos quedamos los pobretes. El pri” 
cipal ha hecho varias excursiones a París, pero por 
pocos días y volviendo pronto al objeto de vigilar 10% 
negocios, que siguen por muy mal camino. Todo aquello
	        
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