que en tan poco tiempo pudieran implantarse todas las mejoras, lle-
vándose á efecto la adquisición de colecciones de fotografías las más
completas, modelos y obras las más nuevas y notables de la época.
Por lo tanto, los Señores de la Junta y los profesores cumplieron debi-
damente formando competentes arquitectos.
En cuanto 4 la carrera de Ingeniero Civil ó Constructor, enteramen-
te nueva en el país, era completa hasta donde lo permitían las condi-
ciones de aquellos tiempos, y los alumnos salían suficientemente aptos
para ejercerla, como lo probaron en los trabajos de que se ocuparon y
he hecho mención.
Por lo mismo, lejos de perjudicar á los alumnos, los estudios que
hicieron de 1857 4 1867, les dieron elementos para entrar en la cam-
paña por la vida en una época de vicisitudes y falta de trabajo en el ra-
mo de arquitectura; los Señores de la Junta con su experiencia y fiján-
dose en el estado del medio en que vivían, hicieron bien en arreglar los
estudios como lo verificaron, y el tiempo ha venido á comprobar que
los alumnos de la Academia de San Carlos han podido practicar la
Arquitectura sin desdoro del arte, y siguiendo los principios sanos,
que sin sujetarlo y deprimirlo, deben ger su guía y su esencia en todos
los tiempos; y si bien es cierto que para estudiar y ser ingeniero, fácil
es formarse uno sólo y por medianía que sea, mientras que el artista,
además de una enseñanza que no es dado á cualquiera persona impar-
tir, y sobre todo, necesita sentir el arte, y poseer dotes especiales; tam-
bién es cierto que contando con buenos principios y sin ser un genio,
una notabilidad artística, se puede practicar la arquitectura racional,
severa, útil y conveniente, sin ese furor de modernizar todo y querer
formar estilos, que con diversos nombres de art nouveau, modernismo,
etc., pueden llegar al despropósito y á lo absurdo y ésto también en
edificios públicos,
Debemos, pues, conservar respecto y gratitud á los directores y pro-
fesores de la Academia de San Carlos.
Pero concluido mi estudio, recordé á respetables personas, quesin ha-
ber sido mis maestros, me habían tratado con aprecio y habían ejerci-
do la profesión por muchos años, dejando notables obras por ellos di-
rigidas; y no vacilé en emprender un nuevo trabajo para no dejar caer
en el olvido personalidades por mil títulos recomendables; estudio que
debía de haber precedido al que acabo de hacer.
Para este estudio contaba yo con los datos que me constaban perso-
nalmente, y con un poco de trabajo y constancia he podido, en lo que
cabe, formar las incorrectas biografías que paso exponer.