Full text: El Dr. Cavallari y la Carrera de Ingeniero Civil en México

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tarde en un cuaderno que publicó con motivo del monumento de Cor- 
dier á Colón. 
“En Enero de 1865, dos meses después de haber llegado de Europa, 
fuí llamado por Maximiliano para que me encargara como ingeniero 
de las obras del Palacio de gobierno, Chapultepec, casas de Cuernava- 
ca, Castillo de Miramar, monumentos de Cristobal Colón, Hidalgo, 
Guerrero, Iturbide y otros. De todos estos trabajos fuí director, hasta 
que ocupó el gobierno liberal esta ciudad, separándome voluntaria- 
mente de mi encargo. 
“El rey Leopoldo, poco tiempo después de estar encargado de las 
obras, deseaba regalar 4 México una estatua de Colón, y fuí invitado 
para hacer varios proyectos, de los cuales se escogieron tres y se remi- 
tieron á la Corte de Bélgica, reservándose aquí tres copias de los mis- 
mos. Acaecida la muerte de Leopoldo, Maximiliano ya había elegido 
el proyecto y el lugar para erigir el monumento, que es en la gran glo- 
rieta: de la calzada actual de la Reforma. En dicho monumento debía 
colocarse la magnífica estatua de Vilar, que existe en la Academia, su- 
prema en su género y verdadera obra de arte. Felipe Sojo debía fun- 
dirla en bronce, y Calvo, Noreña, Miranda y los hermanos Islas, se 
encargarían de los grupos de los cuatro grandes mares del Nuevo Con- 
tinente, así como de los demás detalles de escultura fundidos en bron- 
ce. El resto del monumento sería de mármoles de Puebla y de selec- 
tos granitos mexicanos. 
“Fácil habría sido 4 Maximiliano que se hubiera ejecutado este tra- 
bajo en Europa, y particularmente en Mónaco, célebre por sus fundi- 
iones, ya fuera con algunos de mis proyectos, ó con el de cualquier 
otro extraño. Pero el prurito de este príncipe artista, fué el de que to 
das las grandes obras de arte que sirvieran para el público ornato y 
para la suntuosidad de sus alcázares,-debían ser ejecutadas por artistas 
mexicanos, pues con orgullo decía al cuerpo diplomático en la Expo- 
sición de Bellas Artes de la Academia de San Carlos: Si vosotros te- 
néis grandes artistas, no es gracia, porque hay estímulo, sin embargo 
de quevuestras escuelas están corrompidas. Aquí, sin emulación, guiado 
sólo. por el amor al arte, con un corazón y sentimiento joven, robusto 
y enérgico, caminando en la senda de la escuela clásica, tengo 4 mi Res 
bull, Ramírez, Obregón, Pina, Urruchi, como pintores; á Sojo, Calyo y 
Noreña, como escultores, é ingenieros muy capaces de lleyar á cabo 
obras de la mayor importancia.” La prueba de lo que decía Maximi- 
liano, se halla en muchos cuadros que aún existen, de nuestros héroes, 
y que debían formar parte de la colección de los hombres más ilustre-
	        
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