128 QUIEN NO VIÓ A SEVILLA...
tista del siglo XIV, contemporáneo del Giotto, y los nom-
bres de los que ejecutaron las pinturas murales de Nuestra
Señora de la Antigua, de Rocamador y del Coral, respec-
tivamente en la Catedral, San Lorenzo y San Ildefonso?
Pero, ya desde los albores del siglo XV, aparecen
tablas de Juan Sánchez de Castro y sus discípulos; pin-
turas doradas, estofadas y grabadas. Este artista sevillano
formó, podemos asegurarlo, la primitiva Escuela hispa-
lense; la que, apartándose de las escuelas italiana, ger-
mánica y francesa coetáneas, dió a sus figuras un sello
propio de localidad, en los tipos de sus vírgenes y san-
tos, y, separándose algún tanto de las rijideces de aqué-
llas, comunicó más expresión a los rostros, más flexibili-
dad a las formas y más naturalidad a los movimientos.
El procedimiento riquísimo de la decoración de estas
tablas es un prodigio de arte suntuario y de paciencia
monacal. Dígalo la hermosísima obra del referido Sánchez
de Castro, existente hoy en la Contaduría de la Santa
Iglesia Catedral de esta ciudad, hallada, hace algunos años,
en la iglesia parroquial de San Julián, oculta tras un retablo
moderno. Aunque en pésimo estado y mutilada en varias
partes, por los restos sanos que de la misma quedan se pue-
de considerar cuál sería su primitiva magnificencia. Re-
presenta la Virgen con el Divino Niño, sentada en un
trono, a cuyos lados se ven dos santos, cortados por la
mitad de las figuras.
Existen, depositadas en nuestro Museo Provincial, vya-
rias tablas, propiedad de las Ordenes Militares, las cuales
son una brillantísima muestra, a pesar del mal estado de
conservación en que se hallan, del esplendor a que llegó
la escuela del gran patriarca de la pintura sevillana en el
siglo XV,