148 QUIEN NO VIÓ A SEVILLA...
rar un brillante porvenir a este artista, que hoy se halla
en el extranjero aplicado al estudio.
Comienza ahora, y ya parece formado, Alfonso Gros-
so, joven pintor sevillano. Desde sus principios dió mues-
tras de tener alma de artista y nervio de pintor. Pinta
interiores de iglesias, en que se ven el aire y el polvo.
Sus retratos y figuras del natural son admirables. Pen-
sionado por nuestro Excelentísimo Ayuntamiento, viaja por
España, y pronto tendremos ocasión de ver sus adelantos.
Otro joven, Santiago Martínez, promete mucho, y
creemos dará más aún de lo que esperamos de sus ex-
cepcionales condiciones en la pintura moderna. También
está pensionado por la misma Excelentísima Corporación,
antes citada.
Ricardo López Cabrera maneja el color con brío, y pinta
con soltura y gran facilidad. Sus cuadros de escenas ca-
llejeras y mercados de frutas y hortalizas, son la misma
realidad.
José Garnelo y Alda: he aquí un gran artista y un
excelente pintor. Nació en Enguera (provincia de Valen-
cia), se crió en Montilla (provincia de Córdoba), y se hizo
artista en Sevilla. Es nuestro. A los diecinueve años ejecutó el
cuadro que lo dió a conocer en España como futura gloria:
La muerte de Lucano; cuadro que figuró en la Exposición
Nacional de Madrid, en el año 1887, disputando una prime-
ra medalla, aun cuando se la otorgaron de segunda bajo
el efímero pretexto de que el autor era muy joven. Efecti-
vamente, era muy joven el autor de tan brillantísima obra,
la cual hoy se halla en el Museo de Arte Moderno,
en la capital de España, ocupando un dignísimo lugar.
Mucho, muchísimo ha pintado Garnelo, y sus obras, ge-
neralmente, tienen un marcadísimo sello de distinción y