Full text: El puño

—¡ Dios del cielo!-—exclamó Krag—. Sí; son dos 
cruces, no hay duda. Por consiguiente, la señal que 
se encuentra en el bastón y en la tarjeta de visita. 
¿Cuál será, demonio, el sentido aciago de ese signo? 
El detective recogió cuidadosamente las conchas 
de las ostras, las cáscaras de limón, la botella y el 
vaso del que bebiera la joven, y dijo: 
—Ahora hay que dar con el asesino, lo que no 
será difícil, disponiendo yo de tantos rastros. 
El médico le miraba atónito. 
-—¿Qué quiere hacer usted con las rajas estruja- 
das de limón ?—preguntó éste—. Con la ayuda de 
ésas será difícil que consiga usted encontrar al ase- 
sino. 
—Nosotros, los detectives, contamos, a veces, con 
puntos de apoyo más insignificantes aún que este—re- 
puso él sonriente—. Wámonos, doctor.—Y dirigién- 
dose a su subordinado, le dijo: — Usted permanez- 
ca aquí y disponga lo necesario para el traslado del 
cadáver. 
—«¿Debo dejar el cuarto aún cerrado con llave? 
—preguntó éste. 
—No; ya no es necesario. He visto cuanto nece- 
sitaba ver. 
El detective se despidió de él con una inclinación 
61
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.