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de Méjico, donde el indio recibe por su ac-
ción patriótica una compensación que ine-
vitablemente termina con el alcohol. Los
indios de Titicaca tendrían que votar en
Copacabana; pero de sí ejercitan este de-
recho o nó, y bajo qué presión, aún no
hemos podido averiguar todavía.
La posesión de terrenos comunales
fué abolida en Bolivia, pero las leyes han
quedado hasta la fecha escritas. (68 En
el caso dela isla, es propiedad privada, y
los indios son sólo arrenderos; no hay co-
munidad, aunque quedan algunos resa-
bios. Asícada año en otoño (hemisferio
Sur) se hace una distribución por lotes pa-
ra su cultivo. En Titicaca el jilakata pro-
cedió a hacer esta distribución el 9 de
Marzo de 1895, entre los indios pertene-
cientes a la hacienda de Challa. A todo
el que tiene familia, o necesita tierras, se
le adjudica una extensión de terreno ara-
ble proporcionado a sus necesidades. Este
lote sólo lo cultiva por un año. En se-
guida se le deja descansar por un término
de cuatro años, mientras reciba en cambio