nero.(*” Tal ha sido nuestra experiencia
en otras partes. La coca es, para los
hombres más viejos entre ellos, más indis-
pensable que el alimento o la bebida. No
necesito tratar aquí de las cualidades atri-
buidas a esta planta, sean ellas reales o
imaginarias; pero sus hojas son, sino otra
moneda corriente, como las cuentas de
concha entre los indios del Norte, con fre-
cuencia un recurso más seguro que el oro
o la plata. El uso de la coca es más co-
mún y está más extensamente distribuído
entre los indios varones que lo que lo fué
antes de la época de Pizarro, porque en
tonces la planta de la cuca se cultivaba
sólo en cantidad limitada, (*
y las regio-
nes productoras de la coca se han vuelto
más accesibles. Lo que se ha publicado
sobre plantaciones de coca en la isla de
Titicaca para los incas, es, cuando menos
muy dudoso. (*
Tanto la moneda como la coca son,
para los indios, indispensables con fines
religiosos. Como las funciones religiosas
constituyen una parte importante de su