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viene la oca [| Oxalis tuberosal, la quinua
(Chenopodium quinoa), y sólo en lugares
abrigados, maiz de la clase pequeña y es-
pesa. Desde el siglo diez y seis se ha au-
mentado a esta lista modesta la cebada y
la haba común, grande.* Legumbres de
cocina podrían crecer bien en muchos lu
gares, si fueran cultivadas; pero el indio
aymara es un enemigo tan declarado de
toda innovación, que todas las tentativas
para introducir plantas nuevas que pudie-
ran traer una reforma saludable en su
alimento monótono, han sido infructuosas.
Así en las islas crece el repollo silvestre;
en la de Koati hemos visto plantas de esta
clase casi arbóreas. El jardin cerca de
Cballa en la isla de Titicaca (erróneamen-
te titulada “Jardín de los Incas”), está
lleno de árboles, arbustos, y con abundan-
cia de flores. Tiene lechos de frutillas
que maduran anualmente; pero todo está
tristemente abandonado, ahora que los
propietarios ya no viven en la hacienda.
El indio hace uso de las dalias, no me ol-
vides, de las hermosas rosas; arranca es-