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parte del folk-lore legendario de Titicaca.
La extremidad Noroeste es su parte más
árida. En el sendero de Kasapata a Mu-
rokato, donde se encuentran de nuevo ves-
tigios de trabajos aborígenes, los declives,
aunque no están completamente faltos de
vegetación, son en su mayor parte rocallo-
sos. Aparecen en algunos sitios capas de
carbón y erosiones curiosas llaman la aten-
ción. La “kara” predomina entre las
plantas y sus hojas carnosas, compactas,
y los troncos negros de los ejemplares de-
teriorados, dan un tinte sombrío. La gran
cadena de los Andes bolivianos se ha per-
dido de vista y la orilla oriental, obscura
y monótona, confina con el horizonte. En
días muy claros descuellan con perfiles,
tenues picos distantes pertenecientes a la
cadena de nevados de Charazani y muy
al Norte los de Kunurona y Vilcanota
en el Perú. La impresión general es uva
de monotonía helada. El sendero sube
gradualmente de Kasapata a más o menos
treseientos setenta pies sobre el nivel del
lago. A la izquierda están las cumbres
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Dr. med. et phil,
Walter Lehmann