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to al tamaño de la actual ciudad de 12,000
habitantes, que ocupa mayor ámbito. En
cuanto a los restos arquitectónicos, la
llamada Casa de Atahuallpa es la muestra
más conocida en su género. La parte infe-
rior de los muros de este muy reducido
edificio, presenta el tipo peculiar carac-
terístico de las ruinas de Cacha, en el Cuz-
co, y de las particulares de la región de los
Incas. Las piedras que forman las pare-
des son irregulares en la forma, a veces
presentando trapezoides y en ángulos
entrantes con la superficie ligeramente
saliente sobre las aristas, y en su mayor
parte encajadas con tal maestría, que no se
hacía necesario de ajustarlas con otro
material. Una construcción de adobe con
su pináculo sobre el Cerro de Santa Apolo-
nia, es asimismo atribuida al periodo ante-
rior a la conquista, así como un «asiento»
de piedra que se halla en la inmediación.
El tecbo o cima del pináculo aludido es
característica de las ruinas de la Sierra y
hasta en las quebradas que conducen a ellas
directamente desde la costa. Las ruinas
de estas estrechas y pintorescas gargantas
no son muy abundantes, y solo forman muy
pequeños grupos.
«En las crestas elevadas como en Chu-