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NOSOTROS
LA URNA
O. deshizo el tiempo las manos que guardaron
la esencia cineraria de soñador ignoto.
En el mar del silencio ya todos te olvidaron,
urna, bajel inmóvil de inánime piloto.
(Pasaron como nubes las eras procelosas,
se abatieron las torres. El arte, desnudez,
sobrevive a los tiempos. Las formas victoriosas
perduran en el mármol con rara impavidez).
[sis orna una faz del vaso. Resplandece,
va en su barca de oro por el Nilo sagrado.
¡El Nilo —río azul, verde, rojo— la mece!
Isis piensa en Osiris, amor desventurado.
Irónica, la Esfinge sonríe. Se alzan lejos,
rojizas, las Pirámides. Con adusto perfil,
quiebran del sol poniente los últimos reflejos
que flotan desolados en el paisaje hostil.
Forja el Escarabajo, con polvo deleznable,
negro mundo en la tapa de albura inmaculada.
Otra faz de la urna, como un alma inviolable,
soberbiamente. nada copia ni dice nada.
¡Oh urna funeraria donde acaso hay malditos
embriones de otra vida sedienta y taciturna,
génesis tenebrosas de horrores infinitos
que vencen a la muerte, oh funeraria urna!
Ciérrate cual mi espíritu, permanece olvidada
y al devenir confía los gérmenes impuros.
¡Palpita en la crisálida mariposa ignorada
y el fuerte cruza el pórtico de los siglos futuros!
Aucustro CORTINA.
De Oasis, libro en preparación).