EL CULTO DE LA SENSACION 153
todas esas actitudes en apariencia artificiales, el artista se ofre-
ce mucho más de lo que piensa,
Como vemos, todo este período de la literatura contempo-
ránea, ayudada y entorpecida a la vez por el formidable desarro-
llo de la riqueza, fruto de la prosperidad, presenta una máscara
multiforme y polícroma,
En ella hay mucho malo, mucho inútil y hasta mucho da-
fino, pero también hay mucho bueno, mucho esencial. Muchos
diamantes están ocultos en el barro.
La literatura francesa de mil novecientos veinte y cinco a
mil novecientos veinte y nueve, recoge un material inmenso y
variado que servirá para la construcción del ideal futuro.
Explora todos los caminos hasta dar con el que pueda reem-
plazar la ruta abandonada, He aquí la razón que incita al eclecti-
cismo, a la curiosidad por las obras extranjeras, a los interitos
quizá informes de literaturas y artes en infancia, a las obras his-
tóricas que explican las civilizaciones incompletas que florecieron
bajo otros cielos, a las incursiones por el terreno del ensueño, de
la sensación y de la idea.
No creo que esta reunión disparatada quizá, no siempre ge-
nial, pero llevada por una corriente de curiosidad y de sed de
verdad, signifique decadencia. Es una fase de transición e incuba-
ción en que en el pasado que se pudre fermentan las semillas del
porvenir,
“Era opinión acreditada la de que el mundo agotado tocaba
4 Una gran crisis y que una revolución se preparaba que le devol-
vería la juventud... Sólo se oían las voces de los adivinos y sa-
dios que anunciaban tiempos nuevos. Esas predicciones se diri-
sían a los desventurados que acababan de atravesar las guerras
civiles, de asistir a las proscripciones, a los que sentían la, necesi-
dad de conso'arse de las miserias de la vida real por las visiones.
quiméricas de la prosperidad futura... Entonces reinaba una
especie de ebullición, de espera inquieta y de esperanza sin li-
mites”. .
Cuando Virgilio escribía su Cuarta Egloga, “lam nova pro-